domingo, 14 de junio de 2015

LEER PARA CREER

Leer para creer. Hay noticias inimaginables del todo. A diario leo en los periódicos informaciones insólitas que sólo creo porque leo. Al leerlas en papel, impresas negro sobre blanco, me doy cuenta de que son verdad. Aunque, a priori, a mí me cuesta imaginarlas.

La Vanguardia nos informa hoy de unos hechos que tienen lugar en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona. Los pilotos denuncian que algún energúmeno se dedica a molestarles con un puntero láser cuando realizan maniobras de aterrizaje. ¿En qué está pensando alguien que se dedica a este tipo de "broma" pesada, que pone en peligro la vida de cientos de personas? Al parecer, la cercanía de la playa propicia que los "gamberros" se escondan en la arena para realizar esta arriesgada "chiquillada".

Según Aena, "la aproximación a un aeropuerto requiere de un grado de concentración muy elevado para que el avión aterrice en la pista asignada y cualquier distracción puede tener "consecuencias graves" por lo que el uso de un dispositivo láser contra la cabina de la aeronave supone un claro riesgo contra la seguridad aérea".

En países como Estados Unidos, cosas así están penadas con cárcel. ¿No se acuerdan estos "bestias" del vuelo 5022 de Spanair?



El salario emocional

Los empleados contentos son más productivos. Una subida de sueldo no es la demanda más importante que reivindican los trabajadores. Jornadas con horarios compatibles con la familia, flexibilidad a la hora de entrar y salir para solucionar imprevistos, los cheques guardería, plaza de aparcamiento en la oficina o instalaciones "amigas" (con gimnasio, sala de relax o cafetería) son algunas de las peticiones que más demandan los empleados en las encuestas de comunicación interna.

Es lo que los expertos denominan como "salario emocional". No todo se basa en cobrar más y más a fin de mes. No todo es cuestión de dinero. Los empleados aprecian más un gesto humano de la empresa en momentos personales difíciles, por ejemplo; o formación continúa (ya sea en idiomas, informática o en el perfeccionamiento de la especialidad que desempeñamos en nuestro puesto de trabajo).

Un buen clima de trabajo, un buen ambiente laboral, no se paga con dinero. El empleado contento defenderá 24 horas al día a su empresa, al sentirse parte de ella. El empleado contento velará siempre por el interés de su compañía; arrimará el hombre en época de "vacas flacas" al sentir que algo suyo está en juego. El empleado contento faltará menos a trabajar; con lo que la empresa perderá menos dinero en absentismo laboral. 


Por supuesto que hay que aplicar subidas económicas periódicas. Premios que pongan de manifiesto que la empresa está satisfecha con uno; está claro que todo el mundo trabaja por dinero. El "salario emocional" puede ser fundamental en épocas de crisis, cuando toca apretarse el cinturón y congelar salarios. Los empleados aceptarán de mejor grado ese arrimar el hombre en términos económicos, que la empresa les pide hasta que las cuentas se recuperen un poco. 

El caso Iberdrola es un buen ejemplo de ello.
El País lo cuenta aquí.