lunes, 30 de agosto de 2010

El médico




He aprovechado el verano para saldar una deuda pendiente con Noah Gordon. No soy de bestsellers y menos cuando tienen 900 páginas. Las ediciones de bolsillo son fundamentales para lectores forjados en el transporte urbano, como es mi caso... Arrastrar un volumen de tantas páginas bajo el brazo en los trayectos de ida y vuelta al trabajo, me horripila y me deja la espalda molida. Por eso, soy lectora de revistas y obras más cortitas (para escándalo de los libreros, que siempre me reprochan que sea el número de páginas lo que determine finalmente mi compra).
El Médico (The Physician) ha estado esperandóme para ser leído desde hace muchos años en las estanterías de mi casa y ha superado conmigo varias de mis mudanzas. En esta ocasión, con las prisas del viaje, la noche antes de comenzar las vacaciones, rebusqué por casa libros pendientes para no quedarme sin lectura, dado que iba a un lugar donde la librería más cercana implicaba un importante desplazamiento. Así que, al no tener muchas más opciones, finalmente empecé esta lectura, convencida de no ser capaz de abordar las 900 páginas y con una predisposición completamente negativa hacia la obra y el autor. La extraordinaria aventura de Rob J. Cole me ha seducido y me ha enganchado: lo reconozco. Confieso que me he saltado algunas páginas en las que las prolijas explicaciones sobre anatomía humana me superaban; así como las exhaustivas explicaciones de la complejidad de la tradición del rito judío.
Ante una obra como ésta, que refleja la vida y los personajes de la Persia del siglo XI, mi pregunta es ¿cómo puede el autor escribir sobre una etapa que le resulta tan ajena y sobre la que hay documentación pero deslabazada y de difícil búsqueda? ¿Cuántas horas ha invertido el autor, Noah Gordon, en su casa de Estados Unidos para documentarse y reconstruir una aventura tan compleja como ésta? ¿Cuál ha sido la ingente labor de consulta bibliotecaria que ha tenido que realizar para inventar este personaje, su vida y su entorno? ¿Cuántas horas (años, seguro) ha dedicado hasta ver armada la historia? ¿Cuántas veces no se habrá desesperado al intentar documentar una novela de este calibre? Supongo que el escritor - igual que los médicos - sienten vocación, una llamada especial que les determina a ser eso y no otra cosa, y es lo que les da las fuerzas que necesitan para conseguir la meta propuesta, a pesa de las dificultades del camino.